lunes, 6 de junio de 2011

Ensayo la Hoguera Barbara /Autor :Alfredo Pareja Diezcanseco


UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES 
¨UNIANDES''

Ambato,Junio 7 del 2011

Nombre: Viviana Morales Guevara


Semestre: 4 Derecho


Profesor:Sebastián Valdivieso González



TEMA: ENSAYO LA HOGUERA BARBARA  

INTRODUCCIÓN:



“Nada soy, nada valgo, nada pretendo, nada quiero para mí, todo para vosotros que sois el pueblo que se ha hecho digno de ser libre”.


ELOY ALFARO DELGADO


                                                    

Alfredo Pareja Diezcanseco en su libro la hoguera babara nos habla acerca de la vida y de la historia del viejo luchador Eloy Alfaro Delgado, este libro es  producto de una personalidad sensible, inteligente y críticamente observadora que tiende a considerar todos los fenómenos de la vida desde una perspectiva ética e histórica. La naturaleza de su carácter, sumada a la variedad y originalidad de sus experiencias.

Eloy Alfaro nació un 25 de Junio de 1842 en Montecristi,hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la manabita Natividad Delgado.Eloy Alfaro no era un niño incorregible ni mas caprichoso que la generalidad,pero padecía de resentimientos prolongados y tenaces o de accesos de cólera.

Una de las frases de Eloy Alfaro Delgado desde niño dijo:"Cuando yo sea grande,voy a pelear por la libertad¨Que hermosa frase, pensar que desde su temprana edad pensó en pelear por la libertad, libertad que todos los seres humanos poseemos ser libres sin que nada ni nadie nos detenga;es decir  es la capacidad que posee el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida; por lo que es responsable de sus actos. 

Su padre don Manuel,en cambio,era un apacible filosofador del pesimismo,pero moralista y,por tanto,practico,le hablaba a su hijo Eloy Alfaro Delgado de los desastres nacionales,de la época turbulenta que asistía al nacimiento de la República,su segunda patria como decía de la insoportable tutela del General Flores,de quien hasta el gran civilizador,Rocafuerte, había sido administrador. Hasta sus catorce años,Eloy estuvo disciplinándose en gramática, caligrafía y sobre todo en aritmética comercial, que a negocios estaba destinado por la voluntad de su padre.En Montecristi no había colegios de enseñanza secundaria ni cosa parecida su padre don Manuel Eloy decía para lo demás de colegios de enseñanza se lo dará la vida es decir, que día a día Eloy Alfaro Delgado mejoraba en su educación y aprendía cada cosa que lo enriquecía de conocimiento y saber ,en el pequeño pueblo en que vivía Eloy Alfaro Delgado la vida era oscura y limitada,a mas del catecismo que le enseñaba el cura de la parroquia, ningún otro conocimiento estaba a su alcance.

Aquel joven y apuesto Eloy Alfaro Delgado se enamoro en silencio y en silencio también experimento el placer y la pena de perder su inocencia.Era una mujer de la tierra :distante y morena, boca burlona,pero sutil.Para Eloy no fue una aventura romántica de escapada nocturna ni un regocijante pecado de la juventud:toda la pasión silenciosa que había acumulado,la vertió sobre ella,compensando los conflictos imponderables. 
Desde sus primeros días de viaje,en el velero pausado,la nostalgia de Eloy,orgulloso de ser padre,le cerraba el silencio.Pero ya en Lima,los días distintos le fueron curando la pasión por la mujer del primer encuentro, empezó a llenarse de vida y acción.Nada mas hermoso que salir de paseo,luciendo altos cuellos y levitas largas ¡Era todo un hombre!.En Montecristi a Eloy Alfaro Delgado nada le era mas grato ni se conformaba mejor a su naturaleza,que el paisaje sobrio,los arboles enanos y secos del verano o la lluvia triste y verde del invierno.Junto al paisaje,el dialogo de los choclos marineros,la voz refranera de los campesinos desconfiados y el alma de una tierra que perdió su historia entre la bruma de una leyenda hermosa y rara y que el crecía encontrar en el lenguaje mudo de las noches iluminadas apenas por la incierta y taciturna luz de los faroles. 

En la primera insurgencia aquel día de San Pedro y San Pablo,ni los tejedores de sombreros ni los cogedores de tagua se habían preocupado de sus labores.Por los caminos que venían de la montaña,Eloy y su hermano mayor,José Luis,bien montados,galopaban ya mediado el sol. Vestían alegres ponchos de hilo y cubrían las cabezas con grandes sombreros de paja blanca.Cabe recalcar que en Montecristi los sombreros finos había que tejerlos de suerte que ninguna precaución faltara;debajo del toldo,hombres y mujeres de piel cobriza y ojillos perdidos entre innumerables arrugas,trabajaban encorvados,ausentes del tiempo.Y ocurrió que cierto día  cuando el Estado  del Sud, con el nombre de Ecuador,acababa de separase de la Gran Colombia,llego al pequeño pueblo un emigrante español.Que se llamaba Manuel Alfaro padre de Eloy Alfaro Delgado conocido como el capitán de guerrillas en la Península ,donde se llena su cabeza con el romanticismo liberal de la época, había sido de los sublevados contra el absolutismo de Frenando VII .En sus andanzas por varias latitudes, se  encontró por Centro América  con los famosos sombreros de paja toquilla y cuando supo que se hacían en el Ecuador, decidió ir al recién nacido país para dedicarse a la explotación  de un negocio que le proporcionara la paz con la que podría olvidar el gasto de su ilusión juvenil en las faenas libradas por la causa de la libertad.Hoy en día aquellos sombreros de paja toquilla se los puede recordar y encontrar en aquel pueblo donde vivía Eloy Alfaro Delgado,son sombreros que se venden a turistas y personas de Montecristi y que ademas los sombreros de paja toquilla son muy comercializados y en cuanto a su venta forma parte de una cultura y artesanía Ecuatoriana.

Hubo un día en que Eloy y sus amigos  se fueron  a la gallera y comenzó a postar , allí el pequeño  y bravo gallo de su preferencia,acezante perdió un ojo se había erguido y de un solo salto quito la vida al enemigo,exhalando sobre el un bello y agudo canto metálico.Eloy se vio dueño de un montón de monedas.Aquel Eloy Alfaro comenzó a enredarse en la disputa,enardecida por el alcohol y la codicia, quien iva a pensar que aquel viejo luchador también tenia ciertas circunstancias muy graves en la que se encontraba y luego fue atacado y se defendió con un puñetazo,se armo con el machete y comenzó a retroceder,mientras decía que ¡A un Alfaro no se le pega así no mas ni por la espalda!. Después de ese amargo día que paso Eloy Alfaro pensó que el juego es el peor de todos los vicios y es verdad todo tipo de juego es malo, hay que saber y tomar muy en cuenta , que es lo que le conviene  al hombre, porque hoy en día hay personas que se dedican a ciertos vicios, donde desperdician su dinero y aquel dinero deberían ocuparlo en libros lo que les va a enriquecer de sabiduría, entendimiento y conocimiento para nuestro buen vivir y sobre todo para enriquecernos de muchas historias importantes e interesante como es el libro de la hoguera barbara y entre otros libros mas de desarrollo y aprendizaje . 

DESARROLLO:

En cuanto al desarrollo del libro la hoguera barbará hay que tomar muy en cuentas ciertos capítulos, donde nos habla acerca de toda la vida de Eloy Alfaro Delgado un hombre y libertador que hoy en día es recordado por cada uno de los Ecuatorianos, y que ah dejado muchas enseñanzas, y ah creado instituciones que todavía, son de mucho provecho para los futuros liberales de este tiempo que son los jóvenes.En el desarrollo del ensayo de la hoguera barbara se hablara de los siguientes capitulos que son:

MONTECRISTI

Los aguadores se acercaban al pueblo antes de que las primeras luces del amanecer descubrieran el secreto de los tejedores de sombreros. El viento traía, envolviéndolo en largas ondas un fuerte y alegre olor de sal. Y el mar. Así, la vida en Montecristi empezaba mansamente todas las mañanas, Eloy crecía sustentando su cuerpo con el aire limpio que venía desde el mar y con los juegos y carreras por el campo libre, cerca de la casa que su padre comprara para el hogar. Don Manuel padre de Eloy Alfaro Delgado  después de la gran revolución de marzo de 1845, el primer esfuerzo por libertar al país de los caudillos extranjeros y de los errores históricos. Para no perecer, hubo de refugiarse en el militarismo nacional, Siempre supo ocultar así sus sentimientos cuando no quería o no debía delatarlos. En la frontera peligrosa de una edad llena de riesgos , en la vida hay que correr riesgos porque a veces de los riesgos o problemas se aprender Alfaro Eloy ah sido uno de los liberales que ha luchado por alcanzar una meta que es la libertad de cada uno de los ecuatorianos y la igualdad.

LA PRIMERA INSURGENCIA

En la mitad del verano, Y los vendedores de maní y sal prieta, acomodando su mercancía en charoles de madera, se apresuraban por ganar los mejores puestos de la plaza, mientras ensayaban las voces en el pregón triste y musical
San Pedro y San Pablo, leía libros que le llenaban el corazón y la cabeza de altos sentimientos. No era extraño a esta afición su padre, quien, merced a sus relaciones comerciales, podía, no obstante le prohibición de introducir libros capaces de alterar el orden garciano de la República, hacer llegar folletos, revistas, volúmenes que predicaban los derechos del hombre, las doctrinas liberales y la cruzada masónica empeñada en transformar románticamente el mundo en estación de paz y de fraternidad. Bien lo dijo y lo creyó: García Moreno era un déspota, sanguinario perseguidor de los liberales, utilizador del clero para sus fines absolutistas. allí estaban el Concordato, que sometía el país a la voluntad extranjera de Roma, las ridículas guerras con Nueva Granada y las vergüenzas padecidas en las derrotas de Tulcán y Guaspud.
¡Viva  el Partido Liberal! Gritaban los seguidores de Alfaro, y, al mando de seis hombres escogidos, se dirigió a Montecristi   con un atrevido plan en la cabeza. EI gobernador de la provincia, coronel Francisco Javier Salazar .había aprendido a su hermano Medardo, para interrogarle sobre  el paradero de Eloy.  Fue amenazado con cincuenta latigazos, pero Medardo  había respondido:
El grupo  de jinetes de Alfaro atravesó las  calles del  pueblo,  con  grandes sombreros ponchos terciados sobre las cotonas blancas, que dábales aspecto de campesinos. Después, obligó Eloy al gobernador a seguirle, hasta el caserío. De Colorado, y por fin estuvo su libertad, ofrecido a apoyar la revolución.

LOS GRILLOS PERPETUOS

Juan Montalvo, vuelto de su destierro después de la Convención, supo lo que se estaba haciendo con Alfaro, y publicó un artículo que llamó "Los Grillos Perpetuos". La voz clamaba: "García Moreno tuvo su Juan Borja, Veintimilla quiere tener su Eloy Alfaro.
No habría juez que condenase a Eloy Alfaro al tormento. Y en el tormento está sin sentencia: calabozo, incomunicación, grillos perpetuos en cuerpo enfermo, disentérico. Alfaro estaba solo, hundiéndose en el abismo de sus fuerzas desfallecientes.
Los conservadores habían iniciado la guerra contra Garbo, el hereje, y que no era sino Garbo el iluso. Veintimilla, en el fondo, se reía de todos. Alfaro empezó a notar que las cosas andaban mal y que las esperanzas se diluían en la presión clerical y se fue a decir lo que sentía y sabía a su jefe, el general Urbina. A él, al viejo guerrero liberal, lo seguirían todos, pero no a Veintimilla.
El Coronel Alfaro fue suspendido violentamente en sus sueldos y no volvió a pasar revista. Cierto día tomó la diligencia para Guayaquil, en busca dé un barco que lo condujera al querido hogar de Panamá. El 1877 lo vivió Alfaro dedicado a rehacer sus negocios y a mantener activa correspondencia con los liberales de oposición. Le mandaba Alfaro sus representantes, con una carta en la cual le abofeteaba con estas palabras: "usted merece que yo le dé látigo en la lengua".
Se disolvieron a viva fuerza los motines pero la campaña continuó desde   el   confesionario,   el   pulpito   y  en   las  mismas  reuniones palaciegas.
Un fraile franciscano se alzó a mayores y el gobierno ordenó aprehenderlo, pero el fraile amotinó el pueblo y llevado en hombros se refugió en la Legación de Francia...Alfaro había agotado cartas pidiéndole no abandonase la lucha parlamentaria, acaso ineficaz, pero  de todas suertes, agitadora. Alfaro tenía, a más, otras ideas de progreso en la cabeza, nacidas cuando, por pocas horas, en la campaña de 1876, administrara el incipiente ferrocarril del sur.
Y la Convención reunida en Ambato, bajo la presidencia de Urbina, no hizo nada por el provecho material ni moral   del    Ecuador.    /Montalvo   afilaba   la   pluma   desde   "El Regenerador"
Hacia abril de 1878, Alfaro volvió a abandonar negocios y hogar en ruta a Guayaquil. Vino a integrar un grupo de agitación, en compañía del "escritor Miguel Valverde
Una noche de septiembre de 1878, en los campos montubios de su finca, Vicente Piedrahita cayó acribillado a tiros.

LA DERROTA DE ESMERALDAS

Alfaro, con el rostro de piedra y los ojos ausentes, ordenó al corneta tocar la retirada. Fue una derrota que realmente Alfaro se a deber, sentido muy triste pero por mas derrotas Alfaro nunca se daba por vencido de conseguir día a día aquello que se llamaba libertad.
Organizados hicieron- la marcha, disparando, sin dar la espalda, recogiendo los heridos, manteniendo a los perseguidores a distancia.
Los muchachos de la "Esmeraldas" eran bisónos y el derramamiento de sangre fue inútil, porque pudieron haber sido apresados los enemigos sin casi resistencia. Nada tenía ya qué hacer  por esos lados. El primer botín fue abundante de fusiles. Lanzó una tremenda interjección y vio todo su plan perdido. No había más que atacar lleno de bravura y se fue sobre el enemigo. De un lado a otro, rabioso, rápido, contenía la desorganización.
El Ecuador parecía estar al borde de otra guerra civil, al comenzar el año de 1880.
El pacto ya no existía: estaba roto desde que su carta al gobernador no diera frutos. Por entonces, doña Anita le dio otro hijo, al que llamó Colón.
Alfaro decía que "Una vez que se me asegura  que  los  presos  militares han  salido  ya  fuera de  la República, me obligo como caballero, bajo mi palabra de honor, a cumplir lealmente el compromiso de no prestarme personalmente a alterar el orden público constitucional,   ni volver al país sin el permiso..." Al mando de veinticinco hombres mal armados, puso proa a Esmeraldas. Vientos contrarios le sisaron el itinerario. En la noche del 17 de octubre fondeaba frente al puerto, lomó tierra en 'la madrugada, ya pronunciada la capital de la provincia por su nombre como jefe civil y militar. Recibió la plaza de manos de Guedes, con un inventario: sesenta y cuatro fusiles viejos, bastantes pertrechos y pocas armas de precisión.


EN GUAYAQUIL SE PUSO EL SOL


Él pueblo lo aclamaba, era cierto, pero la oportunidad se le había escapado. Lo seguían por las calles, cantando canciones de libertad. La voz de ¡Viva Alfaro! se levantó como un encantamiento. Mientras Alfaro llegaba nuevamente derrotado a Panamá, Miguel Valverde, restablecido de sus dolencias, desoyendo consejos de amigos.La política era ahí refugio, la fuga para 'aquellas angustias reprimidas.
Al amanecer, cuando las tropas, de la restauración, como se llamaban los conservadores, descendían por el Pichincha y el Panecillo, Marietta asumió el mando del ejército.
La generalista, en todas partes, hermosa, los cabellos al aire, sus menudos pies sin descanso, el pañolón caído sobre los hombros de manzana, las manos nerviosas y delgadas, la voz llena de entonaciones aún no descubiertas por ningún hombre de veras, lanzaba sus palabras encendidas. Ordenaba a los jefes, indicaba las posiciones, reunía pertrechos, con terrible movilidad de diosa antigua.
Alfaro, por aquella circunstancia, tenía ahora por aliados tácitos. a sus enemigos de siempre. ¿Qué mejor que organizar un gobierno que respaldase los propósitos liberales?
Iría, a su camino, dictando providencias liberales, haciendo pequeñas las posibles en un estado de guerra reformas progresistas y ganando partidarios.
La política le obsesionaba y la va practicando a medida que avanza, conquistando partidarios, ofreciendo empleos, perdonando, conciliando opiniones divergentes en un solo frente de regeneración nacional. Alfaro vio la batalla ganada. Liberales y conservadores se disputaban el sufragio de la bravura
Alfaro se dedicó a evitar los rozamientos entre oficiales de ideas políticas tan opuestas. Jóvenes que llegaran con Sarasti iban, en las noches, a saludar a ese hombre de baja 'estatura que tenía lleno de ardor al pueblo.
En Quito, el Pentavirato se aprovechó de la maniobra alfarista para publicar un boletín, que decía: " ¡Quién podrá detener los pasos del Ejército, a quien impulsa el patriotismo y el favor del cielo? "
Los manejos ocultos del Pentavirato para pactar por su cuenta con Veintimilla, según le aseguraban, pero puso llave a su protesta. Y de repente, tuvo en sus manos un decreto del gobierno plural de Quito, expedido desde el 31 de mayo: "Se autoriza plenamente a los Extremos. Señores General José María Sarasti, doctor José M. Plácido Caamaño y General Pedro Lizarzaburo, para que, ocupada la ciudad de Guayaquil por las fuerzas restauradoras, arreglen el estado político del litoral, celebrando pactos y estipulaciones, o dictando las correspondientes órdenes y providencias gubernativas, todo en representación del gobierno provisional".

LA POLÍTICA DE LOS SESUDOS

La unificación nacional, era, como debía ser siempre, el pensamiento rector. Alfaro, empero de su natural ambición de poder, estaba listo a transar. ¿Podría sacrificar el partido liberal? Al anochecer de ese mismo 9 de Julio en que había entrado triunfante a Guayaquil, llamo a su ministro de gobierno y con su parecer expidió una proclama.”Guayaquileños, vuestras autoridades las elegiréis vosotros, como las eligió Quito, y así mismo os adheriréis al gobierno del litoral o al interior; si por ninguno de los dos os decidís, creareis uno por separado, para que los tres convoquen a todos pueblos a una Convención Nacional.
El 10 de Julio las calles fueron estrechas para contener al pueblo, a la juventud, a los estudiantes, alto el grito por Alfaro. Los conservadores, entonces, acordaron conferenciar, pidiéndole que asistiese solo.
-Formemos el Pentavirato con usted- le dijeron los tres delegados del gobierno de Quito-. Así no habrá más que un gobierno y la unidad nacional se sostendrá hasta que se reúna la convención.
Montalvo pidió para Alfaro los sufragios de la convención nacional que abrís de designar Presidente de la Republica. Más que severo, injusto, porque Alfaro nunca puso obstáculos al regreso de don Juan o a la intervención en la política de su admirado amigo. Nunca Montalvo se había irritado con él, ni cuando se vio obligado a postergar la publicación de los Siete Tratados. Explicaba, cariños y cordial: lo que se hubo conseguido para  ella, lo invirtió en su expedición anterior a Esmeraldas. Yo aplaudí este noble abuso: la libertad primero que la literatura.
Eloy Alfaro era un hombre noble justo donde en sus campañas, detallando cada uno de  sus gastos y los dineros que había recibido para la campaña. Y Alfaro lo único que decía es que  nada, eh pedido ni pediré; al contrario, deseo que en el ecuador el patriotismo no se convierta nunca en motivo de lucro ni de vergonzosa granjería, como antes de hora desgraciadamente a sucedido. Es decir Alfaro conocido como el viejo luchador era un  hombre honrado, y buscaba lo mejor para el Ecuador, y para sus liberales, y familia  que le acompañaban, a pesar de que su esposa nunca estaba de acuerdo en que Alfaro se enfrente contra sus enemigos o luchara o se enfrentara en ciertas batallas enemigas. La mujer de Eloy Alfaro que lo único que buscaba era luchar por su patria y por la libertad ante todo y contra todos.

JARAMIJO

 El Salvador con el Presidente Zaldívar, acordó ayudar Alfaro con veinticinco mil pesos: mitad por mitad. Zaldívar en tránsito para Europa, llego a Panamá y aviso a Alfaro que había descuidado de giras a cargo de barrios, pero que dispusiese de su firma para levantar los fondos necesarios. Una carta de crédito a orden de Alfaro fue suficiente el tomo en calidad de préstamo no obstante del ofrecimiento incondicional. Hacia octubre de 1884, envió a Federico Proaño a Costa Rica donde siguiendo instrucciones de Alfaro, compro el buque “Alajuela” por treinta y cinco mil pesos liberados por Alfaro a cargo de un viejo deudor mejorado de fortuna. Doble fraude de día más tarde Antonio Flores. La deuda no separo, es cierto. Meses después los dos presidentes amigos se declararon la guerra. Barros murió en una batalla, luchando por la unidad centroamericana. Zaldívar cayo del poder, se arruino no pudo cubrir su crédito. Los vendedores del buque perdieron y clamaron por su dinero inútilmente porque no había como pagarles.
Cuarenta y dos años, pobre, difamado, vencido, solo doña Anita le devolvería lo robado: sus alegrías y sus esperanzas: cierto que no había dinero, cierto que en Panamá la vida le resultaba dura, pero la casa en que vivían había heredado doña Anita y sus parientes próximos la ayudaban. Los hijos no crecían de pan ni de escuela.
Amigos de Quito le escribieron a Alfaro proponiéndole la revolución. Se negó, acaso la fatiga, acaso pensaba que no era llegado todavía el momento, pues el gobierno de Caamaño, designaba ya por el periódico constitucional de cuatro años, acababa de iniciarse, y quería antes de nada, cogerlo en falta. ¨Soy enemigo de la guerra, mientras no se agoten los recursos de la paz¨.
Mas el gobierno había despachado tropas, artillería y ametralladoras. Alfaro tenia instruido acosar al enemigo con guerrillas, evitando comprometer una batalla hasta su llegada. La revolución había estallado en Manabí. El 15 de Noviembre, al grito de libertad o Muerte. Los liberales de Charapoto  se pronunciaron y partieron a Monte Cristi. Medardo Alfaro fue nombrado jefe civil y militar accidental, y comandante general, el coronel centeno. Portoviejo fue ocupada sin resistencia y en  Esmeraldas, el cuartel asaltado.


 LA PACIFICACIÓN


Tropas enemigas  pasaron cerca buscándole, a Eloy Alfaro además con los pocos hombres que llevaba, se refugió en una cueva atento el oído, el pulso ligero, escuchó: Que si lo encontraban a Alfaro, no hay que dejarlo con vida ni un segundo. Aquello le hizo volver el humor: recordó cuanto alivio sus veinte años cuando colmado de exaltaciones, trabajaba aun para lo incierto. A Eloy Alfaro solo le quedaba la montaña protectora que era Esmeraldas y lo único que decía Alfaro quienes me siguen y había respondido un musculoso negro esmeraldeño gritando todos los que estamos con usted mi general, que desde hace veinte años quería a Alfaro y que había sido su  subalterno cuando en Montecristi apresara al gobernador Salazar. Lo acompañaría al fin del mundo. Alfaro era muy querido por aquellos hombres que le acompañaban en sus derrotas y batallas eran un líder que trata siempre de ir en busca de batallas donde se enfrentaba con sus enemigos, a veces Alfaro por más que luchaba nunca dejó de ser un verdadero liberal a pesar que perdía a ciertos amigos en aquellas batallas y que el siempre recordaba a sus fieles compañeros liberales e ideales.

En Enero de 1885, el coronel Luis Vargas Torres, Medardo Alfaro y varias camaradas se encontraron en el rio Esmeraldas con Alfaro. La capital de la provincia estaba otra vez en poder del gobierno, pues  había quedado desguarnecida cuando los liberales  se aprestaron a marchar hacia Manabí para reforzar la acción de Alfaro.
Aunque a Eloy Alfaro la madurez le gano de repente, cuando solo, sintiendo la ausencia, se había llevado las manos a los ojos y había pasado sobre ellos levemente sus dedos fríos. Viro las palmas las palmas hacia arriba, la miro y las dejo caer, Eloy de repente se sintió otra vez en la derrota, pero se levantaba con mucha furia para seguir luchando por la libertad aquello que desde niño sintió luchar por la libertad y sigue luchando por mas enemigos que tenia y él seguía cumpliendo su palabra que era luchar por la libertad.

 LA VOZ DE LA TIERRA

Eloy Alfaro era un hombre que venía luchando por más de 24 años, su idea se iba materializando, este hombre de pequeña estatura, barbón, sencillo, y sin literatura, estaba logrando el cambio en el Ecuador. Eloy Alfaro no ha vivido en Paris, tampoco ha estado en una universidad, no tenia cultura y no se ha relacionado con la gente bien, como podía pretender la presidencia de la república, decía la gente adinerada, pero el pueblo no pensaba eso, ellos lo amaban.
Ser alarista era ser valiente, desafiar lo establecido, querer la felicidad común, todo el mundo quería ser alfarista, valiente, desafiante. Todos gritaban Viva Alfaro carajo.
Alfaro ha sido uno de los luchadores y liberal, y él se encuentra en los corazones de cada ecuatoriano, aquel viejo luchador como se lo recuerda día a día un hombre humilde, sencillo, honrado, sensato que a pesar de sus derrotas se levantaba y no se dejaba vencer por nada ni por nadie. Por eso hasta el día de hoy yo lo recuerdo como un ex presidente y un hombre libre de pensamiento, aunque para el siempre estaba la libertad y consiguió dicha libertad donde cada ecuatoriano somos libres de pensar y opinar.
Se pretendía matar a Alfaro, unos chocolates le fueron enviados, envenenados por supuesto pero Anita les dio al perro y este murió convulsionando. Lo iban a matar así por sorpresa en una encrucijada cualquiera, para él la única posibilidad de grandeza que tenía los pueblos americanos era el cumplimiento de los ideales del libertador. La idea de reorganizar la antigua nacionalidad colombiana bajo la forma federal no favorecería al Ecuador. Para Alfaro Colombia era su segunda patria, Alfaro amaba Colombia porque era hija de Bolívar, por haber vivido en ella los destierros, y por ser la tierra de América y porque allí nacieron sus hijos.


EL ROBO HONRADO 


Esto era lo que decía el viejo luchador Alfaro Delgado: ¨Robar al gobierno era sin duda un delito, pero robar para la revolución, para la libertad, era una tremenda heroicidad¨.
La sociedad burguesa de Guayaquil se había conmovido con un escándalo, solo un diario el telégrafo defendía a ese hombre, Modesto Rivaneria quien era empleado de tesorería de la hacienda en Guayaquil. Le había ordenado ir al banco y hacer efectivo un cheque por diez mil pesos, los mismo que los cogió .Su acción le torturaba pues era un hombre honrado, pero más que nada era un hombre que su adolescencia estuvo enamorado de los ideales de Alfaro.
El partido conservador sabia proteger su hacienda pagaba tropas para cuidar el orden , se enfurecía cuando alguien hablaba en nombre del pueblo, en la costa el montubio y en la sierra nada significaban, los hombres de cultura los inteligentes ,los de dinero, no comprendía lo que era un país atormentado , que era el Ecuador.
Alfaro iba a ser asesinado tarde o temprano y él se defendía diciendo me asesinaran pero mi sangre los ahogara y cimentara la idea liberal. Alfaro era un peregrino glorioso para el pueblo.

LO QUE SIEMBRA LA MUERTE

Alfaro salió para el Perú, le acompañaron en el viaje Roberto Andrade y el anciano comandante italiano, Jorge Ronca, aquel anciano quería terminar sus días luchando por la libertad de su país.
Cuando Alfaro recibió aquella suma de dinero inclino la cabeza y los ojos se le llenaron de lagrimas y dijo la libertad es dura de conseguir bien que lo sabía y el sacrificio para  toda gestión por transformar la vida de los pueblos.Había que obtener más dinero para devolverles algún día las contribuciones a los que sacrificaban sus capitales, Alfaro ordeno emitir bonos de un mil y de quinientos pesos fuertes de plata. Curiosos documentos impresos con cuidado que expedía el consejo supremo provisional y que más abajo antes del escudo patrio tenía esto la deuda de la revolución ecuatoriana.
 La batalla había comenzado, pero las desgracias caían sobre Alfaro como pájaros muertos, los amigos más queridos habían muerto, Alfaro iba a desfallecer cuando pero la batalla continuaba.
La honradez con la que Rivareneira procedió entregando el dinero que se robo para una causa liberal es la defensa más brillante que puede presentar ante la sanción de los hombres del bien la pureza de su patriotismo.

LA DEUDA GORDIANA

A poco, en 1891, publicó la primera parte de su trabajo, con el título de Deuda Gordiana. Era un latigazo en pleno rostro de la reacción y de los cómplices del imperialismo. Los folletos circularon clandestinamente en el Ecuador. Los tiros demoledores estaban bien dirigidos. Los ecuatorianos leyeron una a una esas páginas valientes, y el nombre de Alfaro se repitió como el de un estadista que demostraba pleno saber en los asuntos vitales del país. Hombre de Estado, preparaba en el estudio su gobierno. Alfaro destruyó los planes financieros de los conservadores. Alfaro tenía sus cosas y Anita la esposa de Alfaro tenía sus hijos, no podía seguirle, sin protestas por los caminos de la aventura. Pero cómo se había puesto de pena cuando su Anita cayó enferma. Una leve sonrisa le cruzaba la cara. Palabras confortadoras le había escrito, orgullosas también: “...No creas que te vas a morir, porque tienes que vivir para que cuides de nuestros hijitos. A la vuelta de algunos años, lo probable es que me muera yo, porque la tarea que me ha impuesto Dios debe tener su término, Pero sufrimientos y vida glorioso que han de llenar de justo orgullo a los míos, especialmente a ti y a mi prole Llegarás a ser una viejita muy regañona, pero siempre muy respetable; y cuando la gente te vea pasar dirán con respeto señalándote: ésa es la viuda del héroe, y tú, más orgullosa, con justo título, que la generalidad de las mujeres, vivirás resignada y confortada con mi recuerdo y siempre protegida por Dios y cuidando de nuestra ilustre prole.

Cuando estuvo en Chile –pocos días–, lo primero que hizo fue no comer en el hotel. Hacíalo en casa del periodista Juan Murillo, exiliado también, cuya esposa disponía, en honor de Alfaro, las comidas sin cebollas.. Prosiguió a la Argentina, deteniéndose en Mendoza, para recordar mejor la figura de San Martín.
En Buenos Aires, doña Carolina, la esposa del compatriota Moncayo,  Avellán, también le sacó de apuros, ofreciéndole comidas sin cebollas. Detúvose más tiempo aquí, porque se halló sin recursos. Hizo amistad con Bartolomé Mitre, como la había hecho en Chile con José Balmaceda, pero, cuando Mitre le preguntaba en qué servirle, ¿cómo descender a pedirle dinero? Esperó el auxilio de los íntimos y se entretuvo en su correspondencia Hombre rico ahora, le era deudor de una apreciable suma desde los tiempos prósperos de Panamá. Le buscó. Y recibió lo necesario para llegar a Caracas. De todas partes donde hubiera una estación de correos escribía a su Anita y a los suyos.

Conoció Uruguay y Brasil. Y cuando llegó a Caracas, quedó sorprendido: jamás imaginara el recibimiento que le hicieron. Hombre sin complicaciones oscuras en el alma y aunque las tuviera, sabía ocultarlas–, a pesar de su ambición, permaneció absorto. Si admiraba a Bolívar, nunca –salvo en lo íntimo– salieron para oídos ajenos las habituales palabras del Libertador: “mi gloria”. Por eso, se sobrecogió cuando le trataron como a un héroe. Silencioso y tímido, las flores, los elogios y los vítores lo dejaron con el alma recogida.  Le visitó el general Ignacio Andrade, en representación del general Crespo, que hallábase ausente, y le hizo entrega de un primer aporte para la revolución. Crespo empezaba a cumplir sus promesas que hiciera en Lima. Apenas pudo llegarse a Panamá. Luego, halagado por las cartas y las promesas, enrumbó a Nueva York. Allí contaría con el apoyo de la firma comercial J. M. Larralde y Compañía, de liberales venezolanos, que sirviera de centro de aprovisionamiento a los rebeldes de Venezuela. Conoció a exiliados de países hermanos e hizo perdurable amistad con el gran José Martí. Y a pesar de no haber tenido éxito, sus voces interiores le avisaban que pronto habría de gobernar en el Ecuador: así, tuvo conferencias con personas que más tarde le podrían ayudar en la construcción del Ferrocarril de Guayaquil a Quito, exigencia vital, fisiológica de la Patria.
Marchó, por fin, a Centro América. Detúvose en Costa Rica, junto a la anciana madre. Y cómo no se transformara, si ella misma le había dicho en toda ocasión, cuando se lanzara a sus salidas de quijote: “Anda hijo, anda y cumple con tu deber”.
Y luego, a buscar el legado de Macay. Cartas y cartas a su Anita, dándole razón de las gestiones. Cuando las minas de El Corozal se incendiaron, cuando todo se liquidó en un día, cuando vino la quiebra, Alfaro perdió sus capitales. Eloy Alfaro Delgado todo se lo contaba a doña Anita: “...Quizás mi permanencia en esta capital sea muy útil para la paz de Centro América Era un pequeño incidente sin importancia. Sublevaciones en Centro América eran muy frecuentes. Lo que valía era que las gestiones de paz habían dado frutos. La presencia y los consejos de Alfaro iniciaron el éxito. Después, un Congreso logró el tratado. Se le rindió al caudillo ecuatoriano calurosos homenajes de gratitud.
Conoció a exiliados de países hermanos e hizo perdurable amistad con el gran José Martí. Y a pesar de no haber tenido éxito, sus voces interiores le avisaban que pronto habría de gobernar en el Ecuador: así, tuvo conferencias con personas que más tarde le podrían ayudar en la construcción del Ferrocarril de Guayaquil a Quito, exigencia vital, fisiológica de la Patria.
Terminaba 1890 y se dirigía apresuradamente a Panamá. Era su rostro impermeable a las emociones, pero ahora no podía ocultarlo: la ansiedad era tal, que parecía faltarle, el aire; y los ojos, inquietos y móviles, eran los de una persona que, de súbito, hubiera perdido la orientación. A las seis de la tarde del primer día de 1891, llegaba a su casa.
Una hora antes había nacido su último hijo. Contempló con los ojos velados a su Anita buena, y luego tocó al niño, inclinó la cabeza, puso su mejilla contra la pequeña frente, pálida, pero con risas en todo el rostro. ¿Cómo llamarlo? doña Anita, esta vez, reclamó insistente:
–Eso sí que no. Ahora, déjame a mí. Se llamará Eloy.
–Bueno, Anita, pero Colón también. Le pondremos los dos –Colón Eloy, saboreó letra por letra– y firmamos la paz, Halló a los hijos crecidos y muy sabios. Pequeñas sorpresas milagrosas de todos los días en el hogar, después de tantos años de ausencia. Era feliz. Su vida errante no había tenido sitio para aventuras de amor  el año de 1830 se adueñó Flores del país, y duró hasta 1845, quince años, en que cayó; degenerado el partido vencedor, sucumbió en 1860, a los quince años, y se apoderó del solio García Moreno, hasta 1875. Y como se acercaban nuevas elecciones y se habrían de repetir los antiguos atentados, daba sus consejos:
 “...Deben protestar en favor de la dignidad de la Patria; y esto hay que hacerlo en la escala en que se pueda. Un año más y terminaría el período presidencia de Antonio Flores. Era, pues, el momento de preparar la  transformación.
Porque, si no podía usar de las balas de plomo, emplearía “las balas de papel”. Hacia 1834 un congreso de plenipotenciarios acordó la distribución de la deuda, pero el Ecuador, bajo el mando del general Juan José Flores, harto ocupado con los menesteres de casa, no concurrió a la discusión. Le tocaron veintiuna y media unidades –cincuenta a Nueva Granada, después llamada Colombia, y veintiocho y media a Venezuela–. Aquello equivalía a cerca de un millón y medio de libras esterlinas.
Esmeraldas, reconoció los terrenos y firmó un contrato, por el cual se daba a los acreedores, por bonos y provisionales, o sea, por intereses vencidos, doscientas mil cuadras de terrenos en Esmeraldas, cuatrocientas mil en las provincias del Azuay y del Guayas, y dos millones en el territorio oriental. Pero ocurrió que el Perú reclamó, aduciendo que los territorios orientales se hallaban en disputa y la concesión no pudo hacerse efectiva. Fue entonces cuando el Ecuador hubo de gastar dinero y energías para oponerse a la invasión peruana que organizara el general Castilla, Presidente del Perú A pesar de todo, en 1860 un señor James Wilson fue autorizado por Mocatta, que era Cónsul inglés en Guayaquil, a apropiarse de cien mil cuadras en Esmeraldas.

La pluma de Alfaro denunciaba cómo entonces la política de “la argolla” quería llevar a feliz término la negociación En una de esas cartas, que reproducía Alfaro, Caamaño pedía un adelanto de ocho a diez mil sucres para atender los gastos de su apoderado en Quito y dar algunos convites a los diputados que conviniera atraerse.

Los documentos del negocio también fueron publicados en el mismo folleto de Alfaro. Alfaro extremaba sus ataques, sin descuidar ninguno de los frentes: “La opinión pública, la opinión honrada e independiente del Ecuador acusa a don Antonio Flores de tener interés y parte principal en los siniestros manejos de esa especulación, cargo, por desgracia, justificado con su pertinaz empeño en favorecer a todo trance la legalización de ese monstruoso convenio”

AGONÍA DE “LA ARGOLLA”
Flores imaginó una nueva combinación política: el progresismo, que agrupaba a conservadores tolerantes y a ciertos liberales tibios, que creían en la declaración de los derechos del hombre y en nada más. Los peones conciertos vivían como antes esclavizados por las deudas heredadas de padres a hijos. Y el hombre de la calle, analfabeto y miserable, no tenía nada que ver con el país –no era tomado en cuenta–, con su propia tierra ecuatoriana que ni siquiera conocía en la cartilla de la geografía elemental.
Antes de abandonar la Presidencia, dejó estas palabras: “Nadie ha llevado luto, nadie ha llorado persecución ni destierro”. Y había desterrados, como Alfaro y muchos otros liberales, a los que nunca hubiera permitido retomar a la Patria. Los últimos tiempos de su gobierno los dedicó a buscar sucesor. Ninguno mejor que el general Francisco Salazar, Ministro en el Perú por muchos años ya. Al llegar a Guayaquil, fue sorprendido por la fiebre amarilla. Cordero resultó Presidente Verdad o no. Cordero se doblegó de todos modos a las demandas de Caamaño. Y ocurrió que el grupo político gobernante se descompuso rápidamente. Si no había montoneras, había en cambio escritores, como aquéllos que redactaban
“El Perico”, periódico satírico, que desde hacía tiempo rompiera los fuegos contra “la argolla”. “Cada pájaro taje su propia pluma y en ristre”, decía el lema del periódico. Alguna vez, sin embargo, fueron perseguidos y tuvieron que cambiar de imprenta o buscar otro nombre, como “El Califato”, Algunos frailes abrieron campaña contra “El Perico”.
Los sucios manejos de Caamaño culminaron en una espantosa afrenta nacional. Estaba Alfaro en su residencia habitual de Costa Rica, cuando le llegaron las noticias. Antonio Maceo le dio un millar de pesos que había podido obtener para él, y con esa suma partió a Nicaragua en demanda de ayuda. Adoleció después de silencio, como solía ocurrirle, hasta que el desembarco de tropas inglesas en Corinto (Nicaragua) le renovó el ímpetu. Se hallaba en su campamento de Amapala, trabajando en sus planes de expedición sobre el Ecuador. Americano orgulloso, se presentó al Gobierno de Nicaragua a ofrecer su espada para batir a los invasores. El presidente Zelaya estuvo de acuerdo, pero no pudo vencer la intriga diplomática, y tuvo que ceder. Las concesiones hechas a los ingleses irritaron a Alfaro y más porque debía callar.

EL PUEBLO EN ARMAS

La aseverando maliciosamente que el buque no llegaría nunca al país comprador al comenzar diciembre “El Diario de Avisos” se dirigió públicamente a Cordero, pidiéndole que calmara la ansiedad pública con una declaración categórica. La respuesta fue ambigua. Entonces, un grupo de ciudadanos liberales invitaron al pueblo a una reunión cívica. La crisis estalló.
Aquel día amanecieron cubiertas de mantos negros las estatuas de los próceres era un duelo sobre la patria, turbas amenazantes desfilaron frente a los balcones de la casa de Caamaño en todos lados se escuchaba el grito ¡viva Alfaro!, aquella tarde la asamblea popular designo una comisión investigadora, mientras la prensa le pedía a Cordero que expusiera las razones por las cuales no pensaba que era deshonroso arrendar o prestar la bandera del Ecuador.
Finalizaba el año 1984 y Vivía en Chile, el general Ignacio de Veintemilla, el
papá Ignacio de aquella inquietante Marietta que poseía bienes en el Ecuador, heredados de su marido, Antonio Lapierre, fallecido a poco antes de casado, y hermano del humorista poeta de “El Perico”; por ello, hacía frecuentes viajes al país Papá Ignacio tiene que regresar, se repetía, así como regresaron otros,
Vivía en Guayaquil, en la misma casa de José Lapierre, cuando llegaron las primeras noticias en una carta del general Veintemilla, cuyas relaciones adquiridas en
Chile, en mérito de haber sido Presidente del Ecuador, le puso en dominio del secreto extraordinario. Un joven liberal, Alberto Reina, empleado de la oficina del Cable, obtuvo copia de los telegramas cifrados enviados a Caamaño por el Cónsul del Ecuador en Nueva York.
Naturalmente, la propuesta, hábilmente insinuada, tenía que venir del extranjero. Y así ocurrió. Los cables sustraídos fueron descifrados en el despacho del director de “El Diario de Avisos” –después “El  Telégrafo”–, José Abel Castillo. El primero contenía una propuesta oficial a nombre del gobierno de Chile. Flint ofrece dos mil doscientos cincuenta libras en privado para nosotros, procure conseguir resultado favorable, pasaba que Chile tenía interés en vender al Japón el crucero de guerra “Esmeralda”, pero, como había declarado poco antes su neutralidad en la guerra que ese país sostenía con la China, quería sacar las castañas del fuego por mano ajena. En un principio, buscaron un país centroamericano, pero ninguno quiso aceptar. Luego, valiéndose de un vago ofrecimiento de apoyo moral y materiales de guerra, en caso de conflicto con el Perú, se pensó en el Ecuador. Caamaño no tardó en convencer a Cordero y sus ministros de lo ventajoso de la negociación, que daría al país un aliado poderoso en el momento en que las relaciones con el Perú hicieran crisis, y estaban haciéndolo a cada instante. Cordero nada sabía de la gratificación a Caamaño, por más que debió sospecharlo. “Estamos de acuerdo en que se le preste a Chile el servicio que desea –decía el Presidente en un telegrama a Caamaño–, pero hay que buscar una forma decente de prestárselo”. “telegrafíese a nuestro Cónsul en Valparaíso para que, en nombre de nuestro gobierno, consienta en que el buque de guerra “Esmeraldas” haga un viaje de ensayo a Honolulú, para que podamos conocer sus condiciones marineras y perfeccionar negocio si éstas no satisfacen.

LAS PASTORALES NEGRAS

El 25 de Junio, Alfaro escribió una conmovedora proclamación: “Nada soy, nada valgo, nada pretendo, nada quiero para mi, todo para vosotros, que sois el pueblo que se ha hecho digno de ser libre.” Alfaro decía que les corresponde velar por los intereses del pueblo.
Alfaro sabía que por la ignorancia en la que habíase mantenido al pueblo, el organismo nacional marchaba a destiempos peligrosos, él dudaba que contaría con hombres de pensamiento que le ayudaran en la obra de crear un país, y la primera obligación para esto consistía en conciliar, pero Alfaro conocía el fanatismo los pueblos  sometidos a la clerecía, y pensó que será casi imposible cambiar sus ideas, pero lo intentó.
Entonces inició y envió dos comisiones de paz es decir salieron de Guayaquil, pero ambas comisiones fueron rechazadas, pero también partieron a manta, y también esta no se logró conciliar a contrario obstaculizaron las negociaciones  y pretendieron que esta comisión fuera apresada y conducida a Quito.
La administración civil amenazaba hundirse, los días pasaban y con la angustia de no tener cerca un jefe capaz de organizar la revolución y conducir al triunfo, pero llegó a Guayaquil el General  Alfaro un 18 de junio,  el pueblo entero salieron a las calles, millares de palabras dichas salían en libertad, y gritaban:
-          ¡Viva Alfaro!
Este día flamearon las banderas, luego frente a los balcones de la Gobernación, no hubo aliento que no se cortase ni pecho que no estallara, Alfaro lanzó las miradas hasta muy lejos, y no pudo ver al fin de aquella muchedumbre, sus voces parecían en el aire como el zumbido de millones de abejas, el pueblo cantó su triunfo.
Entonces luego de estos altercados la proclamación de Alfaro conmovió a toda la Sierra, los frailes de lanzaron a predicar la guerra contra el anticristo. Los franciscanos organizaron una gran procesión  que invadieron las calles de Quito, y decían que el enemigo es el liberalismo y radicalismo.
Los dulces sermones se transformaron en discurso de agitación, decían que tienen que vencer al demonio.
¡Guerra de muerte al Indio Alfaro, al inmundo Satanás que iba por su alma!, así esta guerra civil empezaba a convertirse en una peligrosa guerra de religión.

En las chinganas de Guayaquil, frente al vaso de aguardiente se cantaba:

Con Alfaro por la Sierra
los patriotas marchaban ya
Y Sarasti en las trincheras
Temblando de miedo está.
   


CRITERIO PERSONAL:

En cuanto a mi critrerio personal;el libro la hoguera barbara, es uno de los libros que mas me ah llamado la atencion saber de la vida de nuestro recordado Eloy Alfaro Delgado.
Acerca del libro la hoguera barabara, eh aprendido que en la vida hay que saber luchar y alcanzar cada propósito que nos proponemos a diario, como aquel Eloy Alfaro Delgado que desde muy ñino comenzó a decir que cuando el sea grande iva a luchar por la libertad y lucho por la libertada pesar de tantas tristezas y derrotas, realmente en la vida hay que saber combatir con valentía y saber levantarse a pesar de las derrotas que tenemos, ya basta de tanto que mi importismo y es hora de comenzar ah haber la vida desde otro punto de visto,un punto de vista ético de salir adelante día a día y combatir en la sociedad por derechos que cada ciudadano tenemos y poseemos y si nos dejamos vencer por cosas pequeñas, debemos levantarnos y decir hoy es  un nuevo día; y tendré que saber afrontar cada problema que se me presente, como lo hizo nuestro recordado viejo luchador Eloy Alfaro Delgado.
Que hermosas frases e ideas y sobre todo pensamientos eh aprendido y yo se que esto me servirá, para darme cuenta que cuando uno mas lee se llena de conocimientos sabiendo quien fue verdaderamente Eloy Alfaro Delgado.


Porque todos somos tan grandes como nuestros sueños; y los sueños están hechos para convertirlos en realidad. Alfaro hizo realidad su sueño de libertad, derechos y democracia para su patria.


El Ecuador recuerda a Eloy Alfaro Delgado y recuerda  la gesta revolucionaria alfarista que establece la restructuración del Estado y la vigencia de derechos para los más débiles. Al mismo tiempo se configura el ideal de un pueblo que asume la libertad, la paz y la democracia como sus principios válidos. Mirándonos, sentencia: “Los vencedores recogen el fruto que han sembrado los mártires con su sacrificio”.Hay que comenzar a luchar por la libertad como aquel héroe  que por mas enemigos que se le presentaban el luchaba con furia y siempre con su mirada muy levantada, aunque a veces se caía en la tristeza pero, así no se daba por vencido y seguía siendo un luchador hasta el día de su muerte. 

Alfaro vuelve hoy y siempre a la memoria colectiva porque el pueblo ecuatoriano, en su conjunto, repudia a los políticos actuales que asaltan el poder por malas artes, gracias al poder económico y al dominio de los tribunales, mientras él supo luchar de frente por sus ideales, entregando su tiempo, la paz de su hogar, toda su fortuna y finalmente su vida.Este es un pensamiento de Eloy Alfaro Delgado,hay que tomar en cuenta sus palabras que son de mucha satisfacion para cada uno de los jóvenes que lo seguimos recordando:

                     


¡VIVA ALFARO !